rito anual

Los tiranos habían quedado saciados en su festín y coreaban implacablemente, palmeando la mesa. Sus bocas, en rictus de felicidad superlativa, elevaban voces a cual más estridente. Como demandaban, el homenajeado rasgó y rompió, frenético, para extraer el anhelado presente. El barco de Playmobil. Horror: lo tenía repe.